Es una reconocida neuróloga (neuroanatomista) que ha dedicado la gran parte de su vida con mucha pasión al estudio del cerebro humano. Paradójicamente Jill tuvo un derrame cerebral en el año 1996 cuando tenía 37 años. Curiosamente ella fue consciente de cómo en ese momento fue perdiendo una a una varias de sus capacidades mentales y fue capaz de recordar todo el proceso. Tanto es así que lo describió en su libro “Un ataque de lucidez”. Asi que si te apetece leer algún libro para conocer y entender en primera persona  lo que es el daño cerebral… ¡quizá este sea el indicado!

Volvamos a aprender a vivir