Desde el área de la Neuropsicología tenemos muy en cuenta este punto. Después de una lesión cerebral tenemos que valorar cómo están las funciones cognitivas en la persona y cómo ese estado de las mismas puede perjudicar ciertas veces a cosas que hacemos desde hace mucho tiempo. Cosas tan básicas como la conducción. A veces solemos ver como más incapacitantes las secuelas físicas que las cognitivas y ello es un error ya que en muchas ocasiones fallos cognitivos pueden desembocar en que seamos temerarios a la hora de hacer ciertas tareas.
Funciones cognitivas tales como la atención, la memoria de trabajo, la atención selectiva…, entre otras, son absolutamente necesarias para la conducción. Por ello tenemos que tomar este punto con precaución y poder hacer una valoración neuropsicológica antes de tomar ninguna decisión de importancia tan vital como es la conducción.
Así que… ¡seamos precavidos después de la lesión!
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