Una adecuada “amplitud de zancada”, una correcta “base de sustentación”, un equitativo “reparto de cargas” … todas ellas son frases que escuchan y recuerdan nuestros pacientes a la hora de trabajar en la consecución de un patrón de marcha funcional, autónomo y seguro.

Ya sea desde las primeras etapas en las transferencias de sedestación-bipedestación en las espalderas, los primeros pasos con esfuerzo y dedicación en las barras paralelas o en los primeros paseos conjunto a otros materiales de apoyo (andadores o bastones) el conocimiento y aplicación de estos consejos es parte fundamental para marchar sin riesgo de posibles caídas, lesiones o molestias a largo plazo.

La capacidad de marcha puede verse afectada en múltiples patologías tanto neurológicas (daño cerebral adquirido) como traumatológicas (fracturas, esguinces o fuertes traumatismos tren inferior) siendo de vital importancia el mantenimiento y consecución de ésta para poder realizar las diferentes actividades básicas de nuestra vida diaria sin limitación y con la mayor normalidad posible.

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